viernes, 8 de enero de 2010

El prófugo

Siempre he tenido un problema, siempre huyo. He huido de un requerimiento básico de las mujeres después de un tiempo de relación. He huido del compromiso. No logro entender a ciencia cierta porque las mujeres tienen esa necesidad de sentir la seguridad con una atadura. Alguna vez una amiga me dijo que el problema no era yo, el problema era que no encontraba mujeres con mi manera de pensar y a la larga iba a tener que ceder. Hoy empezando el 2010 me doy cuenta que no se trata de ceder, se trata de sentir. Sino sientes como te comprometes, no creo que sea un problema solo mío, es un problema del sector masculino de por si. La diferencia es que yo no me cayo lo que pienso y prefiero ir directo. La mayoría de las mujeres amantes del compromiso prefieren que sus parejas jueguen a ser los corderitos tiernos y cuando ellas no los vean sean los lobos que realmente son, conmigo no va. Las cosas de frente y sin mucha vuelta. La pregunta seria: ¿Alguna vez he amado? La respuesta: Si, muchas. Pero eso no hace comprometerse. No he podido dejar de correr. El amar no te compra una correa para que te saquen a pasear, se trata de sentir, no de ser el trofeo de alguien. Uno más en la colección de chicos lindos de una Barbie. He seguido corriendo espantado, pero he cometido una falla garrafal, he callado. He callado cuando debería haber puesto punto final a las relaciones (las tormentosas son por de más desgastantes), producto de eso ando maldito y tengo muñecos vudu en muchos cuartos femeninos con la fe fehaciente de que algún día me quedare solo y las extrañare. No creo que eso pase, cometí un error, el error del silencio, pero si retrocediera el tiempo volvería a huir. Lo que no nace no crece.
En algún momento me cuestione el porque huía, si de verdad era yo el problema, me culpe y me sentí fatal. Caí en el juego de la culpabilidad, me declare culpable y pedí perdón echándome la culpa en todo… en conclusión mal. Al final solo sirvió para salir peor de lo que ya había quedado ¿No entiendo porque tenemos que ser culpables e incomprendidos? ¿Acaso somos tan perros? Tenemos sentimientos también. Esa es la parte invisible. La parte en la que ellas no van a perder y nosotros nacimos perdidos. Y es que somos malos, muy malos. Los que nadie entiende. Los que huyen. Porque ese grupo de los que no huyen no existe ladies. Siempre huimos, sino lo ven es porque son ciegas. Su ceguera tiene una catarata en cada ojo que tiene que sumerge en la palabra “propiedad”. La palabra “mío(a)” es tan fácil de decir y estamos tan mal acostumbrados ha volvernos o reclamarnos como propiedad de alguien que hemos perdido la perspectiva que el amor es bonito cuando se quiere libre, sin presiones (así también se puede querer ladies), sin limites de tiempo, sin pedir nada a cambio de lo que damos. Es ahí cuando te das cuente que el compromiso es mas mental que aquellos que se firman. Es en esos momentos que me di cuenta que voy a seguir huyendo hasta que encuentre alguien que piense en el amor igual que yo: “Sino lo dejas ser libre y fluir, al final termina huyendo”. Esa es la cruda verdad.