viernes, 29 de junio de 2012


La bandera a cuadros y el sexo virtual
Me gusta el sexo, me gusta mucho. Es uno de aquellos placeres a los que no me puedo rehusar. Delicia que irrumpe en mi mente, ataque mi cuerpo como veneno de cascabel y toma posesión de mi hasta el éxtasis. Debo admitir que nunca pensé en ti como una posibilidad ninfomaníaca, una delicia que dio resultado a través de un monitor, kilómetros de distancia, como la prolongación de mi erección que honraba tu nombre.
Ojos azules seduciendo mis sonrisas, primero incrédulas y luego cómplices, tu tocando y yo mirando, dos convertidos en uno. Tu encima, yo de lado, yo arriba, tu abajo, de adentro hacia afuera, castigando tu deseo una y otra vez, sin parar, con paciencia, con pasión, con fuerza, con dedicación.
Bailes, movimientos, susurros sucios en mi oído, mordidas en tu cuello, vía uno, vía dos, todo vale en la lujuria de los dos. Picnic en la historia de tu bandera, cada cuadrito una posición, fiesta en tus pezones compactados con lo blanco de tu piel, lo rojo de nuestra pasión. Hormigueo cerca de tu corazón, camino de mis manos hacia tus destellos, impulsos del pudor que se perdió, la excitación nos gano. Propiedad nuestra, sexo salvaje y merecido, calor de historias épicas contadas por nuestras perversiones.
20% ángel y 80% demonio,  clandestinidad de un amor prohibido, a distancia, sin tapujos, sin pudor, con ganas de pecar, sin remordimientos. Tus pechos cual montañas, perdiéndose en el clímax de mi boca. Mis manos haciéndote mía, tu punición, mi gloria, tus ganas, mis exigencias, tus fluidos, mi clímax. Historia repetida una y otra vez, tan cerca y tan lejos.
Tu casi lista para terminar, implorando no parar el ritmo, susurros con ritmo de clímax acariciando mis tiempos, acciones continuadas de un acto puro, salvaje, animal. Duplicidad unificada en la pantalla que emana goce. Finalmente exorcizados al final de nuestra danza carnal. Listos para mañana, una vez más, directo al pecado.  

domingo, 24 de junio de 2012

La noche, la lluvia y el partido de Italia


La noche, la lluvia y el partido de Italia
La noche en Sidney ha llegado cargada, el verano esta yéndose y junto con él la marea de las buenas olas. Es tranquilo estar sentado frente al mar, el silencio de la paz, la mejor forma de no hablar es escuchar. Analizar el silencio muchas veces puede ser más complicado que entender a un gago. Mis maletas están casi listas, voy a echar de menos esta casa de playa, poder ver los atardeceres a diario no tiene precio,  las olas, la alegría, música de la buena y un día sin planes, que la vida me lleve, a donde quiera, solo ella sabe, yo no preciso saber.
El teléfono suena, es mi hermana y mi vuelta a la realidad, ella está en Londres, estresada para variar y con una lluvia a cuestas, intentando llegar al aeropuerto. Nunca he entendido porque se estresa siempre de mas, es como si tuviese una válvula de tensión que siempre anda en los descuentos, luego llegan los gritos, el drama, etc, bla, bla, bla, canción repetida, ya se me el final. Siempre ha sido así, desde niños, yo el ying, ella el yang, yo la paz y ella la tormenta. Creo que eso hace graciosa la vida. Beatriz es un huracán de emociones con una paz en los ojos que ya quisiera tener yo, son mis ojos favoritos, el azul del mar, muchas veces las respuestas de mi mundo. El abrazo que siempre quiero.
Es hora de partir, un último vistazo al apartamento, no tengo mucho tiempo para llegar al aeropuerto, es increíble como siempre voy en contra del reloj. “Maldita Nerea” en mi Ipod, todo listo, maletas, tabla de surf, todos listos, todos a bordo. Camino al aeropuerto me doy cuenta que no quiero ir, realmente estoy haciéndolo por ella, preferiría mil veces quedarme en Sidney para ver un amanecer mas, pero no puedo dejarla sola. No en un momento así. En el camino el taxista hace conversación, yo acepto y sigo, el comienza hablar de futbol, una conversación a la que yo siempre huyo, adoro el futbol pero la gente no lo entiendo como yo. El pregunta hacia donde voy, Roma respondo, pregunta para que, y antes de dar las respuestas completas interrumpe para hablar de la selección italiana, ya que mi estimado amigo cree que es una seria favorita para ganar el mundial del 2014. Yo guardo silencio, no quiero ser grosero y reírme de él. Prefiero seguir escuchando el crimen futbolístico que relata, y en ese momento entiendo porque no quiero ir para Roma, porque justamente es lo mismo que voy a escuchar durante la semana que probablemente pase por allá. No hay belleza de una italiana que valga el suplicio de tener que escuchar que los italianos re- inventaron el futbol. Pero decirle que no a Beatriz es algo que durante 28 años no he podido hacer, basta que me mire y estoy hecho, no puedo, ni podre.
Antes de subir al avión recibo su última llamada, está un poco más tranquila ya está dentro del avión, debe estar en Roma en unas horas, me comenta que ya confirmo la reservación del hotel y todos los por menores que según ella estaban sin confirmar. Es una maniática pienso, mando un beso para ella y le digo que nos encontramos en Roma.
El vuelo fue tranquilo, no me gusta volar, pero es algo a lo que me he tenido que acostumbrar, ser actor no es algo de un solo país, tienes una insignia “internacional” y muchas veces juegas para el país de los trotamundos, en mi caso esa es mi selección. Ya en Roma, el abrazo es intenso, Beatriz está más tranquila, mi hermana es bailarina, esta es la primera vez que participa en una obra en Italia, está demasiado ansiosa. Yo insisto que debe relajarse cuando ella se relaja y se deja llevar logra su estado más puro. Llegamos al hotel, todo estaba listo, todo estaba hecho como ella quería, eso era bueno, ella era feliz, entonces era bueno.
La mañana siguiente era la primera función. Despertar temprano no era mi actividad favorita, pero si se trataba de Beatriz valía el sacrificio y más. Mi hermana era un manojo de nervios durante todo el día, no era muy simpática cuando estaba así, yo me mantenía cerca y con la mente lejos.
Al final de la noche en Roma todo salió dentro de lo esperado, un éxito, la actuación de mi hermana seria seguramente reconocida en el periódico del lunes. Flores y elogios para ella y sus colegas, belleza en su más grande expresión. Todo bien hasta que un periodista peco de ingenuo, es increíble como una pregunta puede muchas veces cambiar el fluir de una dia.
-          Señorita Fernández, sabemos que usted gusta también de futbol. ¿Queríamos saber que pensaba del triunfo italiano sobre Inglaterra?
-          Yo la verdad gusto pero no lo entiendo a la perfección. Pero mi hermano es un fanático de aquellos, si quiere puede preguntarle qué es lo que piensa.
Yo salí de mi adormecimiento como de golpe, mire a mi hermana como dejando en claro que ella me había colocado en una situación muy complicada, porque yo no acostumbraba a ser condescendiente y no gustaba del futbol que practicaba Italia. Era tarde cuando ella quiso arreglar la situación, el periodista ya había lanzado la pregunta…
No recuerdo todo lo que dije, después de que Beatriz se molesto conmigo, mejor era olvidarme y no toca más el tema. La mañana siguiente leía un artículo en el periódico local de Roma mientras desayunaba. Un artículo en la sección deportiva llamo mi atención. “Bailarina Beatriz Fernández, danza en contra de la azurra”. Fue en ese momento que recordé mi discurso, la intervención de mi hermana para salvar mis declaraciones y mi sentencia final: “Italia no tiene como ganarle a Alemania”. Logre que Beatriz no leyese el periódico esa mañana, no quería que se sintiese mal por causa de la mala intención de un periodista. Luego de esa obra mi hermana no ha sido llamada para otra puesta en escena hasta hoy. Yo sigo opinando de futbol de vuelta en Barcelona donde ahora estoy actuando. En Londres sigue lloviendo casi todos los días. Y Alemania le gano a Italia 2 – 0 aquel partido. 

sábado, 23 de junio de 2012

Adiós Princesa: Crónica de una ruptura dramática.


Adiós Princesa: Crónica de una ruptura dramática.
De noche, cielo oscuro, sin estrellas, silencio pausado de una historia que ya no promete, porque las promesas se quedaron mudas. Yo aquí en el medio de la jungla. Tu allá, lejos, en el medio del mar de quien sabe. Silencio, despacio, nadie dice nada, ya no es necesario.
Cansancio repetitivo de un fantasma con tu piel y tu olor, empecinado en no dejarme dormir, en no dejarme olvidar. ¿Para qué? Si ya no estás ¿Que fue del amor? Se murió ¿Donde fue? Tal vez a Marte.
Sonrisa vacía debajo del maquillaje, tranquilidad falsa lejos de mí, supuesta felicidad de alquiler como tú misma ajenidad. Si pudo ser y no fue, si fui tuyo y tú de nadie, si fuiste mía y yo renuncie, ruptura dramática y esta es la crónica.
El cielo del amor no existe, no lo digo porque sea verdad. No existe porque no lo conozco, el purgatorio de las penas son las mentiras de tus lagrimas mirándome a los ojos, tan juntos, tan lejos, aun se siente, no lo admites, no lo niegas. En medio de tus bloqueos cibernéticos, yo sigo pensando si aun piensas en mí. Un entorno que pregunta si te extraño, mientras yo me ahogo en mi respuesta: “Amor era todo lo que necesitaba cuando la encontré, hoy el cielo está muy lejos de aquí”. No estamos en el cielo, pero no puedo odiarte. 
No puedo volar para llegar a ti, un último momento que no llegara, no puedo virar el tiempo y en medio de lo que entiendo esta tu adiós, tu rencor y tu odio. Una culpa que no es mía, hagamos como si no fuera de nadie ¿ok? Una amalgama que cubre la herida que dejaron tus actos y que hasta hoy no se desinfecta, la curación sigue pendiente porque yo no quiero, no quiero curarme de ti. Me he puesto en venta y aun sin nada pienso en ti. Como si no hubiese acabado. Como si fuese agua en el desierto, la arena de mis ganas.
Decisiones que no afrontamos, escondites que quedaron cortos. Si yo te amaba y te fuiste, si llore y tú reíste ¿Y seguro hay un viceversa no? Bienvenida a mi mundo tonto, ciego y mudo. Lo vi en frente y no encontré la manera de decirlo, no te encontré, estabas en mis sueños del presente, en mis manos que se mojan queriendo tocarte, en la obsesión de buscarte cuando no te tengo, en las ganas de volver a verte cuando ya no puedo. Una liberación a medias de los dos. ¿Aun piensas en mí? ¿En dónde está tu mente? ¿Ya me olvidaste?
Debo de entender que todas las palabras que dijiste fueron ciertas, tan ciertas como la fecha de caducidad de nuestro amor, sentimiento esquivo, ni para ti, ni para mi, sin esperanza de ser para los dos, teniendo un matiz aburrido si se intenta por separado. ¿Por qué ya no me quieres mirar? La puerta sigue abierta, tus cosas en el lugar de siempre alumbradas por la luz tenue. Sin reclamos, te ofrezco una tregua.
He oído que te vas tomando las cosas más enserio, que encontraste alguien ¿tu príncipe azul? He oído que tus sueños se están volviendo realidad. Supongo que él te ha dado cosas que yo no pude ¿Por qué tan callada? Si tú no eres tímida y lo que menos sabes es guardarte lo que sientes. Mírame a la cara, mírame una última vez, prometo no quitarte mucho tiempo, hagámoslo por el pasado. Ahora puedo entender que ya te vas. Las memorias están hechas, sin rabia, escritas, sin gloria. Esos días han terminado, junto con “nosotros”. Algunas veces el amor dura, algunas veces lastima.
Espero que estés segura de querer irte, porque yo aun no lo estoy, lo estaré de aquí a poco, de todas maneras ya no hay vuelta ¿No vas a decir nada? Entonces no me olvides, te voy a pedir lo mismo que tú me pediste la ultima vez: “recuérdame bonito”.
Será el silencio el que contara nuestra historia, ya no tengo que decir, se me acabaron las palabras, las rimas han quedado cortas y las lágrimas han sido muchas. Algunas veces el amor dura, y otras, simplemente no es para siempre.
Solo me queda desearte lo mejor. Esta vez no voy a darte consejos. Nos merecemos ser felices. Estoy seguro que estarás bien. Tú mejor que nadie sabes cómo ha pasado el tiempo. El mismo que fue ayer nuestro. No te preocupes, no llores, la memoria está hecha, la tormenta pasó. No era nuestro último amor…por eso tenía que doler.