miércoles, 17 de abril de 2013

Los 3 puntos del yo


Buscamos cualquier oportunidad para esquivar lo que realmente debemos hacer, por algún tipo de miedo escénico. Es como tener un brevete de expertismo y no querer dirigir el carro. El no encarar es parte de nuestro mundo, sin importar los niveles de evolución, siempre hay algún momento en el que nos “cagamos” de miedo, es normal, somos humanos. Lo que no se perdona es no llegar a tener valor y siempre retroceder. No ambicionar, no tener el compromiso de querer ser mas, no interesa ser  el más grande o el mejor, pero si interesa superarte siempre.

Cuando trabajamos, renegamos siempre del salario, de lo que hacemos y miramos a los que son felices haciendo lo que hacen, como dichosos y bienaventurados. Pero ¿Por qué nosotros no disfrutamos o buscamos el cambio? Es tan fácil acomodarse en la rutina, la cual odiamos, y resignarnos al pasar del tiempo y los días en una vida mediocre, pero cimentada en las bases de una sociedad hipócrita, la cual hace prevalecer su fuerza en las opiniones del “qué dirán”. Como si en realidad importara alguna otra verdad, fuera de la nuestra.

Cuando nos relacionamos, es lo mismo, nada se resuelve pero seguimos cargando cruces, por no herir susceptibilidades o simplemente por no ser denominados “sin corazón”, un canalla sentimental. Pero en el fondo sabemos que no sirve, porque admítanlo o no todo tiene fecha de caducidad y hasta ese amor “chicle” se le acaba el sabor y luego te duele la mandíbula, te aburre de lo mismo, así sea para siempre, porque aquí entre nos, no se si ya lo notaste, pero nada es para siempre. Entonces sabes en el fondo que no hay mejor amor que el que sientes por ti mismo y que el sexo de amor no tiene nada, es estimulo puro. Moraleja no te engañes, y no engañes a alguien más. Si te cansaste o te vaciaste, sigue andando, llénate de la vida, siente al vivir, pero no te condenes a lo que ya no es. Ni tú, ni la otra persona merecen tanta mediocridad.

Tal vez lo más complicado de estos tres puntos es el tercero: El drama. Vivir en paz es la tarea más difícil de todas, pero sin embargo no tiene precio cuando es conseguida, por la simple razón que te ordena, te centra y te calma. Mientras no la tengas, que es lo que te queda…”el drama”. Hasta eras capaz de vaticinar cual será la causa de tu muerte. Relájate. Así la vida no se disfruta, deja de lado los populares: “A mi todo me sale mal”, “A mí nadie me quiere”, “A mí nadie me entiende” para las novelas. Tú vives en la realidad, siempre hay luz allá fuera, pero no la vas a encontrar si no la buscas primero dentro de ti.

Ser autentico es el pilar más importante de la personalidad. La llave de tu historia, solo la tienes tú. Piensa.