Ayer hablaba con uno de mis mejores amigos y este me pregunto ¿Y
entonces, como nos has encontrado? Yo respondí… ¿Cómo así? El me miro fijamente
y respondió, lo que pasa es que tu eres uno de los pocos que no está aquí en
Lima siempre, vives en otro país, en otra ciudad y cuando vuelves, supongo que
todo, incluyendo nosotros debemos ser diferentes. Me quede en silencio, porque
no sabía que responder, no me había puesto a pensar en los posibles cambios.
Luego de un momento lo mire de nuevo y respondí. – Para mi ustedes son mi
equilibrio y su esencia sigue siendo la misma. El no pareció muy satisfecho con
la respuesta, y luego añadí – Lo que pasa es que en su caso la evolución ha
sido para bien siempre, los veo completos, caminando hacia donde ustedes
quieren. Finalmente el pareció gustar de la respuesta.
Tarde en la madrugada ya echado en mi cama, me puse a pensar sobre mi
viaje. Llega un momento en el que te paras a pensar que es tiempo de detenerte?
Llega un momento en que te deja de satisfacer la realidad? Yo recuerdo que
cuando yo comencé a viajar, me fui huyendo de Lima. No soportaba más el aire,
pero luego de rodar por tantos lugares hay un momento en el que te falta una
frase de tu tierra, una conexión a tus raíces, un poco de tu gente. Yo creo que
la pregunta de mi amigo Fernando, debería haberla formulado yo mismo. La pregunta
no debería haber sido, como yo encontraba a ellos? sino más bien, como ellos me
encontraban a mí? Yo soy quien no está más aquí, quien me aleje mientras la
vida aquí sigue aquí. He sido yo quien ha salido en este viaje buscando paz, un
sueño, un tiempo. Es en noches como esta en las que uno siempre se pregunta cómo
y piensa…cuanto más durara el viaje? Es realmente este tren el que quiero? Cuanto
más tiempo necesito? Estoy llegando a la estación deseada? Al final del tiempo,
la vida no es la felicidad, esta es solo parte del viaje, sin embargo, las
memorias no se pueden crear, se tienen que vivir para recordarlas.
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